Para vivir
no quiero 
islas,
palacios, torres. 
¡Qué alegría
más alta: 
vivir en los
pronombres!
Quítate ya
los trajes, 
las señas,
los retratos; 
yo no te
quiero así, 
disfrazada
de otra, 
hija siempre
de algo. 
Te quiero
pura, libre, 
irreductible:
tú. 
Sé que
cuando te llame 
entre todas
las gentes 
del mundo, 
sólo tú
serás tú. 
Y cuando me
preguntes 
quién es el
que te llama, 
el que te
quiere suya, 
enterraré
los nombres, 
los rótulos,
la historia. 
Iré
rompiendo todo 
lo que
encima me echaron 
desde antes
de nacer. 
Y vuelto ya
al anónimo 
eterno del
desnudo, 
de la
piedra, del mundo, 
te diré: 
«Yo te
quiero, soy yo».
Pedro Salinas (1933)
 
Sem comentários:
Enviar um comentário